lunes, 10 de agosto de 2015
Efectos del verano en nuestra salud
Ya estamos en agosto chic@s, en pleno verano, y esta estación suele estar relacionada con el descanso y la diversión, pero no siempre es así. Para las personas enfermas y nuestros mayores el verano supone muchas veces una auténtica prueba de esfuerzo.
En esta época del año el ritmo de vida se modifica notablemente, debiéndose adaptar a las nuevas necesidades y circunstancias climatológicas, lo que hace que muchas veces se resienta nuestra salud.
Nuestros organismo es muy listo y tiene la capacidad de adaptarse con facilidad a los cambios del entorno, esa capacidad tiene un límite que no debemos superar. En este sentido, tenemos que tener presente qué tipos de cambios se producen y qué efectos tienen estos sobre nuestra salud para saber así cómo actuar y estar más tranquilos.
La duración del día es mucho mayor, incrementándose de forma notable la exposición a la luz, y eso el organismo lo nota. De esta forma prolongamos la actividad a lo largo del día. También nos favorece en el estado de ánimo, que siempre mejora con la mayor presencia de luz. Por todo esto solemos alargar las horas de ocio y, retrasar las horas de sueño. Es importante que cuidemos las 8 horas de descanso.
Aumento de la temperatura: existe una notable diferencia de temperatura entre la noche y el día, sobre todo en determinadas zonas geográficas. Sin embargo, el calor, no sólo se va haciendo presente por la mañana y tarde, sino también por la noche. Esto el organismo, lo sufre considerablemente. Con esa necesidad, el agua es fundamental (sobre todo para los más mayores y pequeños), aunque a veces se tiende a abusar de otros tipos de bebida que no son igualmente sanas (por su contenido en hidratos de carbono o gas). También es importante que nuestra vestimenta sea ligera y traspire y evitar las horas de mayor exposición solar (12h-16h)
Nuestra dieta también sufre cambios significativos: nuestra alimentación se adapta también a esta época del año, con la entrada de alimentos frescos en abundancia que facilitan llevar una dieta más sana. pero no debemos de abusar de alimentos poco saludables como helados o bebidas alcohólicas.
Presencia de las vacaciones: Las vacaciones deben tener un carácter de descanso, pero también tienen que suponer un tiempo para mejorar o poner en marcha un estilo de vida que mejore la salud. Lo mejor sería planificar un lugar de vacaciones donde poder disfrutar de toda la familia. Practicar junto a ellos ejercicio físico y la práctica de algún hobby nuevo, que al disponer de más tiempo puedes conocer. También hay que tener en cuenta los horarios y no descuidarlos demasiado para que la vuelta a la rutina no sea luego tan dura
Que disfrutéis tod@s del verano, pero siempre tomando las debidas precauciones!!
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